sábado, 16 de febrero de 2019

Las nínfulas no son vuestras lolitas

¿Tienes miedo de los cazadores de mariposas?

Ni siquiera sé volar

El Funeral de Lolita, Luna Miguel




La Lolita de Nabokov es quizás el libro que más veces he empezado y jamás he sido capaz de terminar. Aunque me fascina su prosa, su elegancia y la belleza de sus palabras, intuyo algo sórdido y oscuro tras sus líneas, la historia de un tremendo abuso que Luna Miguel explicita en su primera novela, El Funeral de Lolita. Y lo hace con una prosa ligera cargada de dureza, experiencias y poesía. 


(...) Mano de viejo mancha el cuerpo juvenil si intenta acariciarlo.
Mis manos están manchadas.
Mi cuello está manchado.
Tus labios son tan finos como tus dientes que pinchan.
Tu barba raspándome.
Tu barba crujiente.

Mano de viejo: es tu mano de tiza sobre mi cuerpo.
Cuerpo juvenil: soy yo escondida.
Si intenta acariciarlo: no pudo, una mujer llegó.

Cobarde.

Eres un cobarde (...)*








Una de las cosas que más me han llamado la atención del libro de Luna Miguel es cómo podemos sentirnos identificadas con la protagonista, porque, ¿quién de entre todas las solitarias nínfulas no se ha enamorado de un profesor (de literatura)?. Cualquiera de nosotras es Helena, la protagonista, y siente lo que ella siente, actúa como ella actúa y duda como ella duda. Y cualquiera de ellos es Roberto, el profesor, y sabe tanto (o más) como él sabe, y arroja salvavidas de conocimiento cuando todo lo demás falla, pero no actúa como él actúa, ni abusa como él abusa. Y ahí reside la diferencia. 


(...)Leo a Charles Baudelaire porque él lo ha mencionado en clase (...)

(...) Si yo tengo quince años y él treinta y nueve, entonces nos llevamos veinticuatro. No es tanto. Si es verdad lo que nos dijo en clase de que lee más de ocho libros al mes, eso significa que al año leerá como cien. Si dice que empezó a leer novelas en la universidad, a los diecinueve , ya ha leído unos dos mil libros.
Me quedan dos mil putos libros por delante.
¿Le alcanzaré? (...).


Nabokov tiene la genial capacidad de transformar en poesía lo que en cualquiera de vosotros es vulgaridad, pederastia y agresión, normalizada bajo el mito de la mal entendida lolita en una sociedad patriarcal y carente de inteligencia y sensibilidad activas. 

¿A qué me refiero con mal entendida lolita? Pues sencillamente al hecho de que no es la niña quien seduce al profesor, como popularmente se interpreta, a conveniencia del sexomaníaco patriarcado abusador, perezoso y machista, sino que es el profesor quien se aprovecha de la vulnerabilidad y admiración de la niña para manipularla, usarla, abusar de ella y, en fin, erotizarla y transformarla en un objeto para la satisfacción de sus más perversos deseos y frustradas pulsiones. 

Podéis leer lo molesto que se sintió Nabokov por la mala interpretación de su novela  aquí.


(...)El orgasmo, como la muerte, deja el corazón vacío(...).



Lolita, S. Kubrick,1962


Navokob escribió sobre un abuso, desde la perspectiva del abusador y con genialidad, belleza e inteligencia. Y vosotros lo interpretasteis a vuestra conveniencia. Podríamos hacer un estudio sobre cuántos de vosotros habéis jugado en vuestras insípidas fantasías con las lolitas sin haber leído Lolita, pero me temo que es un tema carente de interés, puesto que de cada vez se está poniendo más en evidencia lo poco que vuestras fantasías nos interesan: a las niñas jóvenes no les gustáis porque os ven viejos, enteraos de una vez. Lo que les seduce es la inteligencia, el conocimiento, el vocabulario que ni la mitad de vosotros tenéis, así que, por favor, dejad de hacer ya el ridículo. Y si lo tenéis asumid la responsabilidad de vuestros actos.



Lolita, A. Lyne, 1997



Luna Miguel pone voz a la víctima, a la adolescente usada y abusada, con crudeza, pero también con muchísima belleza. Porque Luna Miguel lee, y escribe, y siente y capta lo esencial, la verdad, lo que importa. Luna Miguel escribe empáticamente y con inteligencia y no necesita ser una nínfula porque se basta a ella misma. 

De hecho, ninguna de nosotras necesitamos ser nínfulas, ni lolitas, ni femme fatale, ni donna angelicata, ni ninguna de vuestras fantasías....

...porque nos bastamos a nosotras mismas.


(...) Cada vez que su abuela sacudía aquellas largas telas verdes, el aire de la casa se impregnaba de un frescor inaudito. Como si dentro de aquellas paredes hubiera ahora más vida. ¿De dónde había sacado aquel bálsamo? ¿Por qué nadie la había dicho antes que la solución a todos sus duelos residía en el batir de una sábana contra la luz del sol? (...)




Fotografía de Cristina García Rodero. Leed esta maravillosa entrada del blog La Escuela de los Domingos.


*Todos los extractos de esta entrada pertenecen al libro El Funeral de Lolita, de Luna Miguel, Barcelona, Lumen, 2018.