Estoy vendida, mi alma obtuvo precio en el momento en que el fantasma de la inspiración acudió a mi encuentro. No confiéis en mí, pues sólo a mi arte pertenezco.
No queráis comprenderme tampoco, aceptemos que hay un abismo entre todo lo que tengáis que decirme y lo que yo misma sea capaz de escuchar. Es la autodestrucción social a favor del valor de la palabra.
Me temo que, un día muy lejano y aún sin yo saberlo, decidí apostar por la locura y ya nada me puede salvar.
Ni quiero.
1 comentario:
...Definitivamente, un invierno fatal...
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