(…)Tienes todo lo
necesario para el viaje extravagante que es tu vida(…)
Relatos de Poder, Carlos
Castaneda
A la hora de analizar los
libros de Carlos Castaneda y Lewis Carroll, concretamente el que en este caso
nos concierne, una se encuentra ante un aluvión de simbólicas posibilidades. Al
crear mundos que se escapan de toda lógica racional -siguiendo un proceso
compositivo, temática y estructuralmente coherente, completamente lógico, a
expensas del crecimiento personal e intelectual del lector- las puertas
abiertas a la interpretación resultan múltiples y diversas. Es por ello que mi análisis va a resultar al
fin y al cabo limitado, no es mi objetivo desmenuzar, comparativamente
hablando, los universos de ambos autores, sino que voy a centrarme en algunos
preceptos y símbolos que, bajo mi punto de vista, ambos comparten.
Sé que al retomar la
lectura de estas historias, quizás transcurridos unos años, quién sabe, mi
atención se centrará en otras claves, las mismas en las que ahora me fijo me
parecerán diferentes y espero que la claridad con que las aborde sea mayor a la
que ahora me guía. Precisamente de eso se trata, de dialogar con nuestros
autores, de intercambiar experiencias e ideas, de crecer con ellos y gracias a
ellos y a una misma. Empecemos, pues, nuestro viaje.
Carlos Castaneda y Lewis
Carroll comparten como punto de partida el planteamiento de otros mundos o
realidad aparte. Al ver la portada del libro y leer Alicia en el País de las Maravillas, Carroll nos sitúa en un
universo alternativo y excepcional, en el que la magia, la sorpresa y el
asombro regirán las andanzas de quien se aventure en él. En este caso, una
niña, cuya individualización viene dada al ser su nombre protagonista del
título. ¿Quién está en el País de las Maravillas? Alicia. Alicia y no otra
persona. Es decir, tú, tú y nadie más. Nos invita entonces a una experiencia
íntima e interior, que solo uno mismo puede vivir y experimentar.
No estamos, por ejemplo,
ante un grupo de niños y niñas que se adentran en un armario para vivir la
aventura de su vida, sino ante una sola persona, una extranjera en un mundo
desconocido y maravilloso, con sus únicos recursos y cuestionable percepción.
Es su propio camino de iniciación.
Carlos Castaneda también
emprende y realiza su viaje iniciático como ente individual, pero a diferencia
de Alicia, cuenta con la impagable ayuda de un chamán, que le guía a través de
las insólitas situaciones que son el pan de cada día de esa realidad aparte.
El
crecimiento de ambos personajes se va forjando a lo largo de sus andanzas,
conflictos, soledades…y la historia va adquiriendo sentido y coherencia a
medida que los propios lectores vamos creciendo con ellos. Y una vez
comprendemos, o creemos comprender, la intención de los autores.
Estamos, entonces, ante
dos individualidades que emprenden un viaje iniciático: una niña y un adulto,
que cuenta con la ayuda de un chamán.
Muy bien, pero, ¿qué es
esa realidad aparte, ese País de las Maravillas? Mentiría si dijera que lo sé
con certeza y me atrevo a señalar que, pese a la especulación literaria y
psicológica, nadie es capaz de afirmarlo con rotundidad.
¿Es una experiencia
onírica? ¿Es el subconsciente y sus símbolos? ¿Es una experiencia psicotrópica?
¿Es la sublimación artística del propio autor? Sea como sea, es una
aproximación al mundo interior. Ese mundo interior sigue normas diferentes al
exterior, pero necesita de una estructura lógica y coherente para ser
entendido. Como veremos en la próxima entrada, ambos personajes hacen uso del
ensueño, entre otras herramientas, para acceder a esa otra realidad. Realidad
alternativa que, si bien se fundamenta , como acabo de señalar, en estructuras
lógicas y coherentes, rompe con la propia lógica y coherencia de nuestro
quehacer habitual, llegando incluso a la desestructuración del lenguaje como
premisa fundamental de acceso a ese mundo o realidad aparte.
En todo caso, tanto en Carroll, como en Castaneda, nos
encontramos ante una historia atemporal y universal, plagada de inquietudes y
aprendizajes que, al fin y al cabo, nos hacen muy humanos
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