viernes, 15 de julio de 2011

La Mujer Desde la Mujer II

Con la liberación y proclamación de los derechos de la mujer se comenzó a reconocer un cuerpo diferente, el femenino, iniciándose un combate contra la ignorancia y a favor de la aceptación.

Durante siglos, fruto del desconocimiento y el temor, se consideró el flujo menstrual como maligno, al mismo tiempo que se tenía una concepción de la mujer como pecado y pecaminosa, bruja o sucia. El hablar sobre ello estaba vetado. La femineidad debía ser ocultada.



BEODOS

Enfangada en el colchón bajo el signo de la bruja tarasca,

en su apretón de sangre, la ensoporada virgen

ahorca con su menstruación al hombre lunar

cargado de gavillas en su huevo sin fisuras.

Incubado en apurado bocoy de tintorro,

él domina, inumbilicado a gemidos,

pero al precio de acribillarse la piel:

piscirrabudas chicas levan sus blancas piernas.

Plath, Silvia, El Coloso (1960), en Antología, ed. de Jesús Pardo, Madrid, Visor de Poesía, 2003.






Hoy en día las cosas han cambiado, de acuerdo, pero tampoco tanto.

A las mujeres nos cuesta hablar sobre la menstruación en voz alta y rodeada de hombres. Si necesitamos pedir un tampón o una compresa, siempre es en voz baja. No son muchos los hombres que deseen mantener relaciones sexuales durante este periodo del mes, pese a que está demostrado que para nosotras es mucho más placentero el acto sexual debido a los cambios hormonales. Y por si fuera poco, los anuncios publicitarios nos martirizan con chicas en pantaloncitos cortos de color blanco dando saltitos, cuando sabemos que es una osadia el vestir de blanco durante los primeros días y preguntándonos el porqué de tanta pirueta porque animalitos no somos. Aparecen también en estos anuncios mujeres vestidas de rojo y grilletes en un avión, resultando rídicula la personalización de lo biológico. En fin.


MENSTRUACIÓN

Tengo

la "enfermedad"

de las mujeres.

Mis hormonas

están alborotadas,

me siento parte

de la naturaleza.

Todos los meses

esta comunión

del alma

y el cuerpo;

este sentirse objeto

de leyes naturales

fuera de control;

el cerebro recogido

volviéndose vientre.

Belli, Gioconda, Escándalo de Miel, Barcelona, Seix Barral, 2011.





La verdad es que cuando tenemos la menstruación tenemos un cambio hormonal. Algunas estamos tristes, otras enfadadas y otras ni lo notamos. A muchas nos apetece tener relaciones sexuales, pues la sangre se limpia como se limpia el semen. A veces nos duele la cabeza, o tenemos dolor de barriga, ovarios o riñones, o todo a la vez. Otras veces, pensamos en un alarde de feminismo que el síndrome premenstrual es una engañina y no existe, pero al mes siguiente solo queremos desaparecer durante esos días. Frecuentemente, pese a tampones y compresas, nos ensuciamos. Y, sobre todo, lo que no hacemos, es dar saltitos, hablar con nuestra regla o cortar la mahonesa.


MICROLECCIÓN DE ANATOMÍA DE PAULA H*

Yo dije: "¡¡cojones!!"

y ella: "no pronuncies palabras

que no tienes en el cuerpo".

*Paula Hoogenboom a los diez años.

Ajo, Micropoemas 2, Madrid, Arrebato, 2010.




Funda para tampón.

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