sábado, 8 de octubre de 2011

La Odisea de Angelopoulos*

* Basado en Alberó, P., Theo Angelopulos. La Mirada de Ulises, Barcelona, Paidós, 2000.

Ulises representa al peregrino, al ser humano en viaje iniciático, cuya Ítaca supone un regreso a los orígenes, pero, eso sí, con una madurez y un crecimiento adquiridos a través de los obstáculos superados durante el camino. Tras leer la Odisea (Homero) y ver La Mirada de Ulises (Theo Angelopoulos, 1995), pienso que el viaje del protagonista tiene un carácter iniciático, siendo a un mismo tiempo proceso de aprendizaje y reflexión sobre este proceso, ya que está superpuesto a la vida, es decir, tras su historia, solo existe la vida en tanto que existe el viaje, siendo precisamente ese viaje lo que da sentido a la vida.


Homero



Con el paso de los siglos, Homero y la Odisea han pervivido como referencias clave de la historia de la literatura, pero creo que en el cine de Angelopoulos se trasciende lo literario y lo formal para adentrarse en lo existencial, de tal manera que en su forma de mirar el mundo descubrimos el trazo homérico que dibuja unos personajes arquetípicos, sin ningún rasgo psicológico; de constitución noble, heroica, incapaces de renunciar a sus principios y objetivos; donde la sabiduría es patrimonio de la experiencia y la acción su valor supremo. Pienso también que, por encima de todo, aparece reflejado un sentido mítico y simbólico, globalizador, por lo que cualquiera como individuo puede sentirse identificado en el viaje.


La Mirada de Ulises, Theo Angelopoulos, 1995.



Uno de los aspectos cuyo tratamiento me parecen más interesantes por parte del director es la relación A/Penélope, ya que, a diferencia de Homero, Angelopoulos propone una despedida eterna, la imposibilidad del reencuentro, en pos del propio conocimiento. Ahora bien, creo que nos encontramos, pese a ello, ante un amor eterno, constante, ya que Penélope es recordada cuando A consigue alcanzar su Ítaca personal, y con ella está dispuesto a compartir el conocimiento adquirido, pese a la distancia que conscientemente los separa.

El hecho de que aparezca reflejado el eterno femenino en las cuatro mujeres que forman parte del camino de A me parece también sumamente interesante, puesto que pienso que es reflejo del componente femenino como motor que mueve el mundo. Por otro lado, veo también reflejado en ello el amor de A hacia Penélope, pues, al ser interpretados los cuatro personajes por la misma actriz, no ve en las otras mujeres sino el reflejo de aquella a quien ama. O, quizás, todas a las que el protagonista ama no sean sino diferentes matices de una misma mujer.



La Mirada de Ulises, Theo Angelopoulos, 1995.


Por otro lado, me parece sumamente acertado el motivo principal del viaje emprendido por A: recuperar la Inocencia o, lo que es lo mismo, llegar hasta la primera mirada, en un momento del ciclo vital en que el protagonista está ciego. El dolor, la destrucción, sirven al viajero para realizar un proceso de purificación, a través del cual uno se vuelve más pequeño, más humilde, más esencial. A partir de ahí, la mirada se renueva y, si bien es cierto que la tristeza no desaparece, lo superfluo queda relegado a un segundo plano.

Por lo tanto, pienso que La Mirada de Ulises es una película completamente humana, entendiendo como tal el tratamiento que el director hace del mito y los arquetipos, aplicable a la experiencia de cualquier indiviudo y, por tanto, esencial para entender, no solo al mundo que nos rodea, puesto que estos forman parte de la colectividad, sino a uno mismo y al viaje personal sin fin hacia el autoconocimiento.


Theo Angelopoulos




PEREGRINO

¿Volver? Vuelva el que tenga,

Tras largos años, tras un largo viaje,

Cansancio del camino y la codicia

de su tierra, su casa, sus amigos,

Del amor que al regreso fiel le espere.


Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,

Sino seguir libre adelante,

Disponible por siempre, mozo o viejo,

Sin hijo que te busque, como a Ulises,

Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.


Sigue, sigue adelante y no regreses,

Fiel hasta el fin del camino y tu vida,

No eches de menos un destino más fácil,

Tus pies sobre la tierra antes no hollada,

Tus ojos frente a lo antes nunca visto.

Cernuda, L., Desolación de la Quimera (1962), en Las Nubes. Desolación de la Quimera, Madrid, Cátedra, 2003.

3 comentarios:

Luz Leira dijo...

Pues tendré que verla, desde luego. De las miradas de la Odisea, también me interesan bastante la de los compañeros de viaje, desde que leí este poema de José Emilio Pacheco que me hizo reflexionar sobre el asunto, y que hoy te dejo. Es precioso.

NAVEGANTES.
Combatimos en Troya. Regresamos
con Ulises por islas amenazantes.
Nos derrotaron monstruos y sirenas.
La tormenta averió la nave.
Envejecimos entre el agua de sal.
Y ahora nuestra sed es llegar a un puerto
donde esté la mujer que en la piedad de su abrazo
nos reciba y nos adormezca.
Así dolerá menos el descenso al sepulcro.

Ains. Los romanos consignaron todo esto bajo el tópico del homo viator. Y todos somos viajeros, y algunos como tú, hacemos un viaje muy especial, que transita por libros y textos y poemas. Así que: Buen viaje, Odisea. Un abrazo.

Nelson dijo...

No conozco el cine de Angelopoulos, me lo anotaré para alguna de las sesiones. Homero parece haber querido decir tantas cosas, que creo ni él mismo lo sabía.

Jose Ramon Santana Vazquez dijo...

...traigo
ecos
de
la
tarde
callada
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...


desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ


COMPARTIENDO ILUSION
LILITH

CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...




ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE LABERINTO ROJO LEYENDAS DE PASIÓN, BAILANDO CON LOBOS, THE ARTIST, TITANIC SIÉNTEME DE CRIADAS Y SEÑORAS, FLOR DE PASCUA …

José
Ramón...