miércoles, 22 de julio de 2020

Soy Tierra: presencia del ecofeminismo en el imaginario poético iberoamericano

Las mujeres y la Tierra han sido y siguen siendo colonizadas y explotadas por el hombre. Concebidas como fértiles máquinas de producción, nuestros cuerpos son sometidos a múltiples formas de maltrato y agresión.Concebidas como objetos, cosificadas para el disfrute masculino, nuestros cuerpos son sometidos a múltiples formas de maltrato y agresión.

El hombre y sus privilegios, somete a todo aquello que le rodea para su aprovechamiento. Creando normas a su medida. Silenciando, repudiando, demonizando todo lo que teme, lo que es Vida e Instinto, lo que se escapa de su propio control. El mundo está construido según sus propios criterios, a su imagen y semejanza, sí, y todo aquello que no es hombre y para el hombre es la diferencia, la minoría, lo marginal.







Explotación, caza, fuerza, colonización, guerra, sometimiento, violación. Industria cárnica. Industria láctea. Hace unas semanas le preguntaba a Alicia Puleo, durante la Universidad de Verano de Estudios de Género, sobre si su propuesta de Ecofeminismo incluía una postura activa ante el Veganismo. Su respuesta fue: de cara al futuro es la única opción éticamente aceptable.

Porque el Ecofeminismo parte del Biocentrismo, que es la idea de que cualquier forma de Vida debe ser respetada, pero también del Sensocentrismo o la preocupación por el sufrimiento de otras especies. Y las mujeres sabemos mucho de eso. 

Qué diferente sería todo si la sociedad estuviera montada y normativizada desde una perspectiva diferente a la androcéntrica.... ¿Verdad?






Aún  hoy, la mujer sigue sufriendo mayoritariamente los estragos de la pobreza, los trabajos de explotación en el campo, los cuidados, los embarazos y las pésimas condiciones médicas a las que se ve expuesta, por ser la medicina también concebida desde el punto de vista androcéntrico. 

Quizás sea la de América del Sur una de las principales poblaciones en las que las mujeres más sufren la explotación agraria. Pero también es cierto que desde la concepción literaria son quienes, bajo mi punto de vista, mejor integran el uso de imágenes telúricas, en estrecha relación con el simbolismo que asocia la Mujer con la Tierra. Por ello, he elegido a tres poetas nacidas en el continente americano: Alfonsina Storni, Argentina; Gabriela Mistral, Chile; Gioconda Belli, Nicaragua.






En el siguiente poema, Alfonsina Storni nos presenta varios estereotipos femeninos tomados de ejemplos de literatura hecha por hombres y en que se divide a las mujeres en madres y amantes. Así mismo, al usar un vocabulario muy vinculado a la Tierra y la animalidad, pienso que se puede ir extrayendo el vínculo de la mujer con la Naturaleza, y se empieza a entrever la importancia del uso de estas imágenes en el imaginario de las poetas iberoamericanas. 



LAS GRANDES MUJERES

En las grandes mujeres reposó el universo.
Las consumió el amor, como el fuego al estaño,
A unas; reinas, otras, sangraron su rebaño.
Beatriz y Lady Macbeth tienen genio diverso.

De alguna, en el mármol, queda el seno perverso.
Brillan las grandes madres de los grandes de antaño.
Y es la carne perfecta, dadivosa del daño.
Y son las exaltadas que entretejen el verso.

De los libros las tomo como de un escenario
Fastuoso - ¿las envidias, corazón mercernario?
Son gloriosas y grandes, y eres nada, te arguyo.

-Ay, rastreando en sus alas, como en selvas las lobas,
A mirarlas de cerca me bajé a sus alcobas
Y oí un bostezo enorme que se parece al tuyo.

A. Storni, Colección de Poesía, Madrid, Colección El País, 2009.
 


El siguiente fragmento del poema Madre Mía, de Gabriela Mistral, conecta muy bien con el Ecofeminismo. De él podemos extraer los grupos que sufren la dominación patriarcal: las mujeres, las niñas y los niños, las personas ancianas y, por supuesto, la Tierra. Además, me parece que presenta una visión biocéntrica fácilmente detectable y, una vez más en la poesía iberoamericana, enlaza la esencia de la Mujer con la Naturaleza.



MADRE MÍA

Mi madre era pequeñita
como la mente o la hierba;
apenas echaba sombra
sobre las cosas, apenas,
y la Tierra la quería
por sentírsela ligera
y porque le sonreía
en la dicha y en la pena.
Los niños se la querían,
los viejos y la hierba,
y la luz que ama la gracia,
y la busca y la corteja.
A causa de ella será
este amar lo que no se alza,
lo que sin rumor camina
y silenciosamente habla:
las hierbas aparragadas
y el espíritu del agua (...).

G. Mistral, Las Renegadas. Antología, Barcelona, Lumen, 2019.



Finalmente, Gioconda Belli trata un tema importantísimo como es el de la maternidad. La maternidad se relaciona con la Tierra, con lo fértil, pero también con lo congelado y que no nacerá: es la libre elección de la mujer. Una elección no exenta de culpa muchas veces, y cargada de presión social, y que pienso que se cuestiona de forma muy bella en este poema.


TENGO

Tengo en mis ovarios
semillas,
poemas sin empezar,
llantos y risas congelados.
Quisiera poder visitar
esos enormes almacenes,
diminutos,
conocer los hijos
que nunca tendré;
pedirles perdón
a través de la sangre.

G. Belli, El Ojo de la MujerMadrid, Visor de Poesía, 2009.

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