viernes, 20 de enero de 2023

Entre muselinas y abadías: un acercamiento al primer trabajo literario de Jane Austen

La abadía de Northanger es el primer libro que escribió Jane Austen (1798), sin embargo no se publicó sino póstumamente, en 1818, ya que en su momento fue rechazado por la editorial a la que fue entregado (1803). En él se pueden apreciar ya las pautas que marcarán el estilo austeano en toda su producción literaria, tales como el retrato social de finales del s. XVIII y comienzos del XIX, los enredos y vaivenes de los personajes, que generan la duda en el lector (y lo mantienen en vilo), y las reflexiones moralizantes.

(...) La vestimenta siempre es una distinción frívola y prestarle una atención excesiva suele destruir el propósito que se pretende alcanzar (...) Muchas damas se sentirían humilladas si llegaran a entender lo poco que calan en el corazón de un hombre las prendas nuevas o de  mucho valor; lo poco que los conmueve la textura de la muselina y lo poco susceptibles que son a sentir nada especial por las telas de lunares, lisas o de organdí. La mujer se engalana solo para su propia satisfacción. Ningún hombre la admirará más y ninguna mujer le tendrá más simpatía por ello. La pulcritud y vestir a la moda bastarán a los primeros, y un toque de descuido o cierto desaliño resultará muy atractivo a las últimas (...).

 


Jane Austen

 
 
Además, hay en esta obra una burla de las novelas góticas, que ya puede apreciarse a partir del título : La abadía de Northanger, haciendo alusión irónica a las historias románticas que transcurren en fantasmagóricas abadías, viejas mansiones y destartalados castillos. Vemos también un estilo sencillo y un ritmo ágil, que hacen muy fácil y amena su lectura.

Podríamos decir que en esta obra se cuenta la historia de Catherine, la heroína que emprende un viaje iniciático desde el ensueño de su fantasía, gestada a través de su afición por las novelas, al despertar de lo que las cosas, y sobre todo las personas, en realidad son. 

(...) -Se ha formado usted una idea muy favorable de la abadía.
-Lo cierto es que sí. ¿No es una hacienda antigua y distinguida como las que salen en las novelas?
(...)
- ¿Y está usted preparada para afrontar todos los horrores que pueda encontrarse en un edificio de esos que "salen en las novelas"? (...) Nada de mesas, tocadores, guardarropas o cajones, sino, en un lado, quizás los restos de algún laúd roto, en el otro un pesado arcón imposible de abrir y, sobre la chimenea, el retrato de algún apuesto guerrero, cuyos rasgos le llamarán tanto la atención que no conseguirá apartar los ojos de él (...).
 
 
 

Abadía de Bath



 
Sin embargo, ya posee este personaje la individualidad y la libertad interior  tan propias de las protagonistas austeanas, mostrando que la confianza en una misma siempre acaba aportando algo de razón.

(...) Hablar no sirve de nada. Si no me he dejado convencer para hacer algo que considero que está mal, jamás lo haré por medio de engaños (...).

Debido a la capacidad de caracterización psicológica de los personajes por parte de la autora, vas identificándote con uno o con otro, metiéndote en la historia, que te mantiene expectante, y desarrollando tus propias reflexiones al son de las de los propios personajes. Y además, como sucede con Austen, te ríes, porque si bien es cierto que su estilo mordaz e irónico está todavía sin pulir en este primer trabajo, es justamente eso lo que lo hace más delicioso.


"Jane Austen nos hace sentir la extrañeza y el milagro de la literatura, la extrañeza de que un mundo tan distinto al nuestro, sobre todo en lo que se refiere a la vida de las mujeres, pueda parecernos de pronto tan asombrosamente cercano. Bajo el argumento hay una melodía subterránea, mucho más profunda, que sirve para contar cómo se confrontan los anhelos con las posibilidades verdaderas de satisfacerlos, la realidad y el deseo".
Elvira Lindo en el prólogo de Orgullo y prejuicio, ed. Suma de Letras. 
 
 
 

Elvira Lindo 

 
 
 
No sé, creo que con la edad me estoy volviendo de cada vez más austeana.

(...) no hay nada en lo que las personas se engañen más que en lo que respecta a la intensidad de sus afectos. 

*Todas las citas de la novela pertenecen a Jane Austen,  La abadía de Northanger,  Alma Clásicos Ilustrados, 2022.


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